EL arte rupestre en la comarca
Aproximación a los petroglifos de Villestro en el conjunto del Eje Atlántico
Aproximación a los petroglifos de Villestro en el conjunto del Eje Atlántico
La caracterización geográfica es muy significativa para la organización del poblamiento prehistórico: emplazamiento en el Val del Sar que comprende las cabeceras de los ríos Roxos, Figueiras y Sarela, en dirección oeste- este. Este valle se aloja en la depresión meridiana y está enmarcado por macizos graníticos muy pronunciado que, en parte, definen también el límite occidental del Ayuntamiento de Santiago; el fondo ancho y llano de este valle se debe a que el río que lo forma discurre aprovechando una reflexión tectónica.
El núcleo de los petroglifos compostelanos tiene notable interés, puesto que es un valioso documento histórico que permite una aproximación a aspectos de la Edad de Bronce. De otras etapas tenemos poblados o tumbas, pero de esta etapa los grabados rupestres constituyen prácticamente a su única manifestación. Sistema gráfico que permitió almacenar y transmitir información relativa al mundo social y natural de nuestros antepasados.
Se considera útil para el estudio del arte rupestre el concepto de sistema de estaciones, conjuntos de petroglifos asociados a una misma unidad fisiográfica, generalmente una sierra o un monte, como en el caso del monte de San Miguel en Fraíz-Val de Roxos en la zona conocida como Devesa da Rula- concentrándose en el inicio de los accesos al monte denominados portelas. A una altura media de 125 a 225 m. en la parte más baja próxima a Ponte Brea encontramos dos losas del enigmático y curioso petroglifo do Rexio, único de la estación catalogado por ahora.
Observamos que en los petroglifos de Val de Roxos, Villestro, predominan las figuras en forma de cazoletas que se pueden presentar aisladas o formando parte de otros motivos. El tema más característico y que confiere al arte rupestre galaico una personalidad diferenciada es la de combinaciones circulares (anillos concéntricos), con su amplio y complejo espectro que podemos contemplar en muchos de los petroglifos de esta zona. Esto se aprecia en el petroglifo de Tras Igrexa, con motivos circulares concéntricos simples, catalogado entre el III y el II milenio a.C. Así mismo también se aprecian representaciones del repertorio de temas esenciales de los grabados rupestres del noroeste de la península Ibérica, laberintos y laberintoides, idoliformes, cuadrados, zigs-zags, piletas… Se aprecia escasez de representaciones de tipo figurativo naturalista frente a una notable presencia de los tipos geométricos, abstractos y semiesquemáticos.
En lo relativo a la técnica de confección de estos grabados, diferenciados claramente dos tipos.
Uno constituido por los que presentan surcos de sección transversal en U muy abierta, como si fuese un óvalo partido, con los bordes enormemente desgastados, suaves al tacto y de una anchura y líneas generales por lo menos el doble que la profundidad. Esta técnica es como mucho la predominante y el aspecto desgastado, viejo y erosionado de estos surcos hizo que muchos autores intentaran encontrar una explicación convincente en lo tocante al método seguido para grabar en la roca. Según Vázquez Varela “lo más probable es que el labor de grabado consistiera exclusivamente en un minucioso picoteado que la erosión en el transcurso de los siglos se encargaría de disimular”.
En el caso del otro tipo presentan una sección transversal en forma de V, con los bordes muy angulosos y las paredes rectas y ásperas en las que, a simple vista y al tacto, se aprecian las huellas de los golpes dados con un instrumento afilado y puntiagudo. La profundidad de estos surcos suele ser mayor que la anchura de los mismos. Esta técnica nos habla de su relativa modernidad. Están realizados de esta forma temas como cruces, “herraduras” y algunos cuadrados de ángulos muy pronunciados. Estos motivos representan la zona noroccidental de la Península y su cronología se puede encuadrar en una fase que arrancaría desde la alta Edad Media y perviviría hasta tiempos no muy lejanos, relacionando estas figuras con delimitaciones jurisdiccionales de coto, parroquias, etc desligándose del grueso de los grabados prehistóricos gallegos.
En los petroglifos de Val de Roxos se puede observar la presencia de las dos técnicas mencionadas pudiendo datarse desde los 4000 años hasta su reutilización en etapas históricas recientes.
A veces son difíciles de observar a causa del grado de erosión que presentan. En lo referente al estudio de estos restos arqueológicos las dificultades con las que nos encontramos, en muchos de los casos, son el pésimo estado de conservación que presentan algunos de los grabados, muchas veces sólo reconocibles por trazos y sólo detectables bajo un tipo de luz. Por otro lado la falta de señalización y de cuidados de la que carecen, lo que provoca que muchos se encuentren ilocalizables en el medio de tojos, zarza, eucaliptos, cubiertos por musgos y a veces en zonas perdidas en el medio del bosque (caso de los descubiertos en el monte San Miguel, los de Vilastrexe). También se debe tener en cuenta la existencia de grabados de época contemporánea hechos por individuos que se dedican a grabar en las rocas o ser utilizados con otro fin como juegos. También pueden ser alterados por el paso de rutas en bicicleta.