9ª Parada
Crucero del Conjunto Parroquial Santa María de Villestro.
Crucero del Conjunto Parroquial Santa María de Villestro.
La importancia de los cruceros y los caminos procesionales en Galicia.
En este crucero del conjunto parroquial de Santa María de Villestro se pueden distinguir varias partes perfectamente diferenciadas: la base, que consiste en una plataforma formada por varias gradas. En la última grada hay una mesa que se usaba a modo de altar. El pedestal sobre el que se apoya la columna o fuste, y sobre este el capitel, que es de forma rectangular. Por último el elemento fundamental de cualquier cruceiro, la cruz. En ella la imagen de la Virgen María está orientada al este simbolizando la vida y hacia el oeste un Cristo crucificado simboliza la muerte.
El crucero es uno de los símbolos más representativos de Galicia. Se supone que existen más de 10.000 extendidos por todo su territorio.
Los más antiguos que se conservan datan del siglo catorce y son una fiel imitación de las cruces procesionales góticas. Al igual que en las monumentales cruces de Bretaña e Irlanda, conocidas también como “sermones de piedra” porque llevan grabadas escenas bíblicas, que servían para educar cristianamente al pueblo, en Galicia sucedió algo similar donde el pueblo pudo ver a través de estas representaciones la pasión del Señor, la expulsión del Paraíso y en algunos casos, cómo las almas purgaban sus pecados en el Purgatorio. También el amor representado por la Virgen y el dolor del Crucificado, además de incluir otros santos de devoción más próxima, con los signos que expresaban su misión en la Tierra.
Los más ilustres canteros, de cada época, plasmaron sus mejores oficios en este singular monumento que habla por si solo de la religiosidad de un pueblo que supo expresar en el cruceiro su fe, amor y temor.
Pero también se levantaban los cruceros en acción de gracias para pedir una sanación, un milagro, o para saldar con el Todopoderoso una deuda o un ofrecimiento no cumplido.
Otros se erigen para recordar hechos luctuosos, una muerte, un crimen… También recordando acontecimientos históricos o la supuesta aparición de la Santa Compaña.
Como sagrado que era, convertía en sagrado el lugar donde se colocaba. Rezando ante él se ganaban indulgencias, cuando la Iglesia así lo disponía.
En las plazas del ganado, el crucero protegía a los animales, próximo a los campos auspiciaba buenas cosechas; en los caminos señalaba el camino a los peregrinos, a los arrieros u otros caminantes.
Se empleaban también, para marcar los límites jurisdiccionales, civiles o eclesiásticos y un sin fin de aplicaciones donde intervenía la fe de un pueblo que encontró en el crucero su mejor aliado para protegerse y ganar el Cielo, o al menos para recordar que existía.