El Camino como metáfora de la historia de Galicia y de Europa
El Camino a Fisterra a su paso por la Carballeira de San Lorenzo. Robledal centenario en el Camino. Carballeiras robledales como símbolo de magia y de atractivo histórico. Los robles siempre presentes en nuestra geografía, árbol autóctono por excelencia de nuestro entorno, a sus pies se alimentaron animales tan presentes en nuestra dieta diaria como los puercos. Las Carballeiras, valor patrimonial de nuestra naturaleza, punto de encuentro de sociabilidad, en la que muchas de ellas tenían lugar verbenas y ferias, lugar de encuentros y leyendas.
Carballeira robledal al pie del campus universitario cargada de simbología para Galicia. Lugar de reunión y festejos al que Rosalía de Castro, nuestra universal escritora, inmortalizó en su obra Follas Novas. Carballeira muy antigua y frondosa en la que se encuentra el que fuera convento franciscano de San Lourenzo de Trasouto, convertido hoy en residencia palaciega pazo y en el que hay celebraciones sociales actualmente. Tras el frondoso robledal de San Lourenzo se levanta este monasterio mandado construir por el Obispo de Zamora, Martin Arias, en el siglo XIII. Estuvo ocupado por franciscanos y en el siglo XIX paso a ser propiedad de los condes de Altamira que lo empleaban como residencia. Estos condes fueron los que trajeron desde el convento de San francisco de Sevilla, el hermoso retablo de mármol de Carrara del siglo XVI. A pesar de las numerosas reformas, conserva las naves románicas del primer edificio. En la actualidad se explota como establecimiento de restauración.
El pazo cuenta con jardines exteriores que destacan mucho más por su riqueza su variedad botánica que por su trazado. Destacar su especial e insólito claustro, en este espacio de planta cuadrada, enmarcado por una galería abierta en el piso inferior e acristalado en el superior e un paseo perimetral que encierra un jardín de boj tallados formando dibujos que con el transcurso de los años se convirtieron en extraños jeroglíficos cuyo significado es difícil de desvelar.
Caminos calzadas y trazas.
En este paraje carballeira encontramos la primera señal jacobea del Camino que nos indica la distancia hasta Fisterra y Muxía.
El Camino a Fisterra además de reclamo turístico de las rutas Jacobeas y fuera de toda moda pasajera fue siempre un referente para viajeros y peregrinos a lo largo de la historia Camino por tierras engarzadas de sentido animista, en las que las creencias son la prolongación de su bosque, mar y tierra, el lugar por el que los pueblos prerromanos creían que sus almas ascendían al cielo. Un espacio mítico simbólico que dejaba impresionados a los conquistadores romanos cuando vieron desaparecer el sol detrás del inmenso océano. La historia de esta ruta es una mezcla de paganismo y posterior proceso de cristianización A partir del siglo XII, el Códice Calixtino vincula este camino con la tradición Jacobea. Es importante recordar que estamos en un momento histórico enmarcado en un choque religioso y cultural. Evocamos este camino como la mejor salida de la ciudad, hacia las tierras de Fisterra, este era y sigue siendo el punto por donde salían y salen los peregrinos y peregrinas que optan por prolongar su peregrinación hasta Fisterra.
Situándonos en el centro del robledal podemos observar que delante del Monasterio o Pazo esta un cruceiro, puede que sea el que encargó Alonso Lema, señor de la casa de Berdoias en tierras de Soneira, para colocar alli el “milladero” o milladoiro situado ante dicho monasterio de San Lourenzo. El crucero lo labró un cantero de Santiago llamado Juan Fernández Jerónimo del Hoyo. Se recoge en su documentación que además de las ferias de la Ascensión y del Apóstol se celebraba el día de San Lourenzo y podemos suponer que esta feria tenía lugar en esta robleda.
Para recalcar más este papel de lugar de entrada de la ciudad, diremos que aquí estaba situado un *fielato.* Los fielatos eran puestos de vigilancia situados en las entrada de las poblaciones y de cobro de impuestos que gravaba las mercancías de consumo en general. Había allí de modo constante, guardas que registraban personas y vehículos para que pagasen tasas por todos los productos alimenticios incluidos para consumo propio, que entraban en la ciudad. Este fielato aparece en el pleno municipal de 1907.
Mencionamos siempre el transcurso en el tiempo y la introspección en otras épocas, como la medieval: evocamos el paso por este Camino de arrieros con los productos de la tierra y del mar, siendo estos tan necesarios en la dieta de la población de la villa que venían de tierras lejanas y misteriosas, de tierras del otro lado, cargados con madera y piedra tan necesaria para los talleres “obradoiros”, para la construcción y para calentar las casas; paso para los molinos y para su labor, camino y paso para las gentes del rural de la comarca de Compostela, que venían a vender sus mercancías, camino de las lecheras del Val de Roxos, camino de peregrinos y peregrinas, y de viajeros hacia la puesta del sol del fin del mundo conocido y hacia los santuarios cristianizados del mismo lugar.
Calzadas
Santiago antes de ser meta de peregrinaciones y centro eclesiástico señorial era un lugar con cierta importancia en la red de comunicaciones por su emplazamiento, cuando menos en época romana, y altomedieval seguramente también en época prerromana. Recordamos que por aquí pasaba la Vía Romana diecinueve que desde Iria Flavia se dirigía a la ciudad de Lucus.
Dentro del sistema viario romano, Santiago, sería un lugar secundario, pero bien situado estratégicamente, convirtiéndose en un lugar clave e importante, camino también del mar. Importancia que continuaría en el tiempo, y parte del trazado viario romano se convertiría en una red de caminos altomedievales, que serán aprovechados cuando se comienza a definir un territorio alrededor de la ciudad, desde que Alfonso segundo levanta la primitiva iglesia de Santiago en el primer tercio del siglo XIX.
Santiago era entonces ya punto de confluencia de cinco vías en las que existían miliarios separados entre sí por unas distancias perfectamente calculadas. Se habla entonces de la milia in giro ecclesia, de un territorio en el que la iglesia ejercía un poder señorial que iba extendiendo según se iban otorgando concesiones reales sobre este territorio hasta llegar mismo al límite del océano. Consideramos importante referenciar en esta ruta que nos lleva a pasar por la parroquia de Villestro nombrar la Pedra da Legua como un posible marca de giro.
Desde temprano la iglesia de Compostela tenía en las tierras ad partem Occidentis propiedades, en las que cobraban rentas y se proveían de pescado, elemento vital en la dieta en tiempos de cuaresma. En consecuencia, tenía que haber cuando menos cierto interés en comunicarse con estas tierras, y así, en el siglo XIX había una “vía Santiago- Logroso hacia Finisterre” este camino non se consolidará definitivamente hasta la baja Edad Media.
La ruta fue señalizada por el Jacobeo en 1997. Este era un camino empedrado todavía en 1975, como nos lo recuerda un vecino de la zona baja hacia A Ponte Sarela por la Costa do Cano.
Asociaciones Villestro
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